Tipología del color
Tanto los colores fríos como los calientes son denominados así en función de su
situación en el espectro electromagnético. Los de onda larga se corresponden con los
cálidos, y los fríos son los que proceden de ondas menores. Las sensaciones que el
observador percibe están relacionadas con su asociación con elementos que determinan
apreciaciones de tipo térmico. Así, los amarillos, rojos y los que corresponden a sus
familias recuerdan la idea del sol, calor y fuego; mientras los azules, verdes y muchos
violetas tienen similitudes con la frescura, la profundidad, la humedad, el agua y el
hielo.
Un color puede parecer frío o caliente según la proporción de otros que lleve en su
mezcla y también según los que tenga a su alrededor.
En cuanto a la primera afirmación, se puede decir que, por ejemplo, el verde al que
siempre nos hemos referido como el frío, puede igualmente ser considerado cálido si en
su composición predomina el amarillo frente al azul. Un verde-amarillo es cálido y un
verde azulado es frío. Esto puede extrapolarse a cualesquiera otros que provengan de
mezcla, incluso si hablamos de gamas consideradas en principio “acromáticas”. Por
definición se dice que los grises son fríos, pero si se les suma un cierto punto de azules
esa sensación se potencia, mientras que si se les da un matiz ligeramente amarillento se
apreciará como cálido.
Por otra parte, ya quedó dicho en otro lugar cómo un determinado color se ve
influenciado por sus vecinos, por lo que su temperatura también se ve afectada.
Gráfico 1. Colores Fríos Gráfico 2. Colores Calidos
Los colores cálidos producen el efecto de expansión, por lo que son salientes cuando
contrastan con otros; avanzan hacia el observador. Por el contrario los fríos absorben la
luz, son entrantes y dan la impresión de alejamiento. Cuanto más rojo o amarillo es un
color más tiende a salir, más llama la atención; cuanto más azul es, más parece que
retrocede y se distancia.
Los colores cálidos también proporcionan la impresión de mayor tamaño, debido
precisamente a su efecto expansivo, mientras que los fríos dan lugar a que las
superficies se vean más pequeñas.
Cuando se pasa de tonalidades frías a cálida, la impresión que se produce es de apertura,
e incluso de alargamiento. Sin embargo cuando se da al contrario parece que las formas
se encogieran y se redujeran sobre sí mismas.
Ver fuente: Colores fríos y cálidos.